Antes de que las encuestas alejasen a C´s y PP, recordará usted que las primeras tensiones entre ambos grupos surgieron tras las elecciones catalanas, por la negativa de los naranjas a “prestar” diputados para que el PP formase grupo parlamentario en el Parlament.

El Grupo Parlamentario está formado por las personas que resulten electas de cada partido. Por eso mismo causa una lógica sorpresa saber que un diputado puede ser “prestado” al oponente para que éste alcance el número mínimo de parlamentarios que le permitan “formar grupo”.

Sin embargo, no es raro que tal cosa ocurra. A veces esta “cesión” forma parte de las negociaciones de investidura, en las que el grande necesita al chico y tiene que darle algo valioso a cambio de su apoyo. Para formar un grupo el reglamento del Congreso exige un mínimo de 15 diputados (O bien, que hubieran obtenido 5 escaños y, al menos, el 15% de los votos correspondientes a las circunscripciones en que hubieran presentado candidatura o el 5% de los emitidos en el conjunto del país).

Toda la vida parlamentaria gira en torno a los Grupos Parlamentarios. Es una forma de ordenar los debates y de facilitar los acuerdos y la gobernabilidad, al hacer previsible el voto de todos los miembros de cada partido. Sin embargo, el resultado es también que los grupos, que cuentan con su propia jerarquía interna, son quienes determinan el funcionamiento, a veces por encima de la voluntad de diputados y senadores.

  • La mesa (tradicionalmente presidida por un miembro del grupo parlamentario que apoya al Gobierno, pero cuyos miembros se negocian entre los grupos).
  • La junta de portavoces (formada por altos dirigentes de cada grupo y que acuerda el calendario de debates con la mesa).
  • Las presidencias de comisiones que se negocian al inicio de la legislatura entre los grupos.
  • Las iniciativas parlamentarias, que son distribuidas a cada orador por su propio grupo.
  • Las intervenciones. Que tiene un tiempo tasado (para todos los grupos igual).
  • Los turnos de intervención, que se ordenan en función del tamaño del grupo, de menos a más.
  • La disciplina de voto, que cuando se incumple puede ser sancionada (no todos los grupos lo hacen).

Pero, además de la ordenación de la vida parlamentaria, los grupos se ocupan de la propia logística del trabajo:

  • Los despachos, que se asignan a cada grupo en función del número de sus miembros
  • El personal laboral adscrito, también en número proporcional y de libre designación, nombrado, controlado y, en su caso, cesado por la mesa pero a propuesta de la dirección de cada grupo)
  • La asignación presupuestaria. La subvención que cada partido recibe por los resultados electorales se entrega a su grupo correspondiente, que también controla los salarios de sus parlamentarios, incluso en algunos grupos reteniéndoles una parte del mismo a sus diputados para mantenimiento del Partido.

Las candidaturas o partidos que no alcancen los requisitos para formar su propio grupo parlamentario pasan a integrarse en otro grupo, el mixto, que suele caracterizarse por la extrema división ideológica de sus miembros (lo que a menudo no quita la cortesía entre ellos).

El problema es que el mixto tiene los mismos derechos parlamentarios que los demás grupos parlamentarios, por lo que los tiempos de intervención, por ejemplo, deben trocearse y repartirse entre los miembros, lo mismo que los cupos de iniciativas o la asignación para personal.

De ahí la importancia que para los partidos pequeños tiene poder constituirse en grupo parlamentario propio. Porque tener grupo es tener una de las llaves de la vida parlamentaria.