Pokemon Go ha arrasado en todo el mundo este verano. En poco más de dos meses se ha convertido en el juego más exitoso de todos los tiempos. Es sencillo, se juega desde el teléfono, conecta el mundo virtual con el mundo real, promueve el movimiento y además forma parte de una historia transmedia que ha cautivado a la población mundial.
¿Una historia transmedia? ¿Y eso qué es?
Veamos. Todo el mundo sabe lo que es Pokemon. Puede que no hayas visto la película, pero quizás si has visto algún episodio de la serie de dibujos o quizás tu hijo, tú o tu primo, sobrino, amigo o conocido tenga un muñeco, o el videojuego o el comic. Son tantos los canales en los que se mueve el universo Pokemon que uno ya pierde la cuenta. Pero no hace falta ver la película para poder jugar al juego, saber quién es Pikachu o qué es una pokeball.
Lo importante es que la historia salte de un medio a otro, de un lenguaje a otro pero que sea independiente, autónoma y además otra cosa esencial, que la audiencia participe activamente en la expansión de la historia.
Y por eso Pokemon Go es transmedia porque pertenece a un universo inmenso que salta de libros a series a películas a cómics a dibujos… y lo hace de manera autónoma. Tiene sus pokeparadas, pokeballs, cebos, huevos, incubadoras… un mundo en el que los jugadores se convierten en entrenadores pokemon, cazan y cuentan cómo lo hacen (‘prosumidores’ la audiencia consumen y produce la historia).
Comparten sus logros en las redes sociales, hacen fotos reales a sus pokemon capturados, se van de caza con amigos en busca de cebos o de gimnasios en los que entrenar y competir… la historia es tremenda. Las posibilidades interminables.
En Media Markt tienen un kit especial para ‘entrenadores pokemon’ que consiste en una batería externa y unas gafas de sol.
Los comercios piden al juego (se puede hacer por Internet) que pongan pokeparadas delante de su negocio porque ¡atraen clientes!
En Internet podemos encontrar anuncios de gente que vende su cuenta de Pokemon Go.
La Policía Nacional se ha pasado el verano lanzando tweets para animar a los entrenadores a jugar con conocimiento y sensatez.
Y un largo etcétera de anécdotas, curiosidades y extravagancias que no hacen más que demostrar que una buena historia transmedia envuelve, engancha, vende.
Evidentemente este ha sido un caso excepcional. Con un impacto inimaginable e imprevisible.
Pero hay otros casos de éxito que han utilizado estrategias de comunicación al estilo de Pokemon Go.
Veamos ahora un caso corporativo. Hace unos años la marca mexicana de cuadernillos Sbribe desarrolló una campaña transmedia con la que consiguió que sus cuadernillos estuvieran en boca de todos, una campaña premiada que me enamoró cuando la conocí.
Una pintora, una valla gigante y redes sociales. El impacto fue enorme, mucho más alto de que se hubiera conseguido con publicidad tradicional.
Con estrategias transmedias se pueden contrarrestar problemas de reputación, crear marca, fidelizar, conseguir cambios en la opinión pública… las posibilidades son enormes. La clave está en encontrar el ADN de la marca que pueda ser susceptible de ser convertido en una historia envolvente. Y en esto podemos ayudarte.
Autora: Amparo Plaza · @AmparoPR
